Tras el bofetón que ha supuesto la irrupción del COVID-19 en nuestras vidas, y por extensión en el tejido industrial español, las empresas se han visto obligadas a revisar sus actividades, procesos y planes de negocio.
Esta pandemia ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades de los sistemas productivos actuales dependientes de fenómenos globales que pueden paralizar el mundo en un abrir y cerrar de ojos. Por eso, y en la búsqueda de un modelo económico moderno y competitivo para el futuro, las empresas deben diversificar los riesgos, a través de estrategias que les permitan ser sostenibles.
Hoy se pone el foco en la reducción de costes y optimización de recursos, y en esto, la gestión de residuos puede desempeñar un papel muy importante. Esto se ve reflejado en un Estudio realizado por la Expense Reduction Analysts a 50 empresas de España, Alemania, Bélgica, Dinamarca y Francia en el que se concluía que el 94% de aquellas empresas que utilizan procedimientos sostenibles a nivel medioambiental logra reducir sus gastos en la gestión de los residuos generados.
Considerando que el sector industrial es uno de los primeros en la generación de residuos y que el tratamiento de los mismos se ha convertido en uno de los principales objetivos de la CE, es un buen momento para replantearse los procesos en la búsqueda de reducción de entrada de materias primas y la reducción de los desechos.
Las principales fuentes de ahorro se obtienen tras la minimización y la segregación en origen de los residuos, un análisis y mejora en el tratamiento de los mismos, así como una adecuación de proveedores, optimización en la logística y negociación en los precios.
La actual crisis nos ha dado la posibilidad de flexibilizar procesos y sistemas, estableciendo sinergias entre industrias que hasta el momento no se habían imaginado trabajar juntas. Esto es lo que se pretende también en el área medioambiental: “lo que para una empresa es un residuo, para otra puede ser una materia prima”, primando la estrategia de economía sostenible.
Por otra parte, la minimización y segregación en origen implica la reducción de los residuos generados durante el proceso de fabricación, aprovechando los materiales de una forma más eficiente. Además, en la consecución de un proceso óptimo a través de la reutilización y el reciclaje adquiere especial importancia el Eco-Diseño, consiguiendo así la máxima sostenibilidad.
Es el momento de prepararnos con una visión a medio y largo plazo, donde el impacto medioambiental va a tener un gran protagonismo a la hora de priorizar sistemas y procesos que permitan a la empresa la mejor optimización de costes cuidando el medioambiente.
En la era digital, la protección de la información sensible sigue siendo una prioridad crucial…